La velocidad de aquel jabalí debió de impresionarle. Pocos miembros de su especie movían las patas con tal celeridad. Al terminar la caza, el hombre volvió a su caverna. Ni siquiera allí podía dejar de pensar en el raudo animal. El único desfogue que se le ocurría era intentar plasmar su imagen en las paredes […]
Este post La ciencia, con arte entra, escrito por Gema Lozano, se publicó originalmente en Yorokobu.